Dependiendo
del punto de vista que adopte, de su participación en la historia y de la
información que posea, existen varios tipos de narrador, y será necesario
fijarse en la persona verbal que acompaña a cada uno de ellos.
Un buen lugar para conocerlos a todos ellos es en el Blog Literautas
Narrador en primera persona
No tiene por qué ser el protagonista, pero sí es uno de los
personajes principales. Hay varios tipos:
1. Narrador protagonista
Cuenta la historia desde su punto de vista, asumiendo el papel
principal. Cuenta su propia experiencia.
“Viaje de Gulliver a Liliput”, de Jonathan Swift
Actué como médico en dos barcos sucesivamente y durante seis años hice varios viajes a las Indias Orientales y Occidentales, lo que me permitió aumentar mi fortuna. Pasaba mis horas de ocio leyendo a los mejores autores antiguos y modernos, pues llevaba siempre conmigo muchos libros. Cuando estaba en tierra, estudiaba las costumbres y la índole de la población, y trataba de aprender su idioma, lo que me facilitaba mi buena memoria.
2. Narrador testigo
Relata una historia, pero no es la suya. La conoce porque puede estar relacionado con ella de manera indirecta o incluso haber sido testigo de ella, pero no la ha vivido como protagonista.
Algunos de los más usados son los siguientes:
Testigo impersonal: Casi siempre en tiempo presente, se limita a contar lo que ve.
Testigo presencial: narra los hechos ocurridos tiempo
atrás que él (o ella) presenció en persona. Como ejemplos de este tipo de
narrador tenemos al conocido Doctor Watson, ayudante del detective Sherlock
Holmes o a Íñigo Balboa, que en la saga escrita por Arturo Pérez
Reverte recuerda las aventuras que vivió cuando era un muchacho junto al Capitán
Alatriste.
El informante: cuenta la historia transcribiendo los hechos como si se tratase de un documento oficial o una crónica, presentándolos como auténticos.
3. Monólogo interior
En este caso el narrador no cuenta una historia al lector, se dirige a sí mismo, nos
muestra su pensamiento. No está relatando; reflexiona, recuerda, manifiesta
alguna emoción…
Narrador en segunda persona
No es muy utilizado. Puede presentarse en formato epistolar. El
narrador se dirige a un tú/usted o
vosotros/ustedes, muchas veces apelando al propio lector.
Un ejemplo claro son los libros de “Elige tu propia
aventura”, o estos otros:
“Diario de invierno”, de Paul Auster
Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro.
Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes seis años. Afuera cae la nieve, y en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas.
“Aura” de Carlos Fuentes.
“Caminas, esta vez con asco, hacia ese arcón alrededor del cual pululan las ratas, asoman sus ojillos brillantes entre las tablas podridas del piso, corretean hacia los hoyos abiertos en el muro escarapelado. Abres el arcón y retiras la segunda colección de papeles. Regresas al pie de la cama; la señora Consuelo acaricia a su conejo blanco.”
Narrador en tercera persona
En este caso, el sujeto que relata la historia lo hace desde
fuera, no participa en ella o
lo hace lo menos posible.
1. Narrador omnisciente
Es aquel que conoce
todos los detalles de la historia, incluso sabe lo que piensa
cada uno de los personajes. Es el que más puede profundizar en los aspectos
psicológicos de cada uno de ellos.
2. Narrador equisciente
Se centra en un único personaje, el protagonista, pero desconoce
los sentimientos y pensamientos del resto. Tiene una visión limitada y va
revelando la trama de una manera objetiva.
“Cuando Gregorio Samsa despertó aquella mañana luego de un agitado sueño, se encontró en su cama convertido en un insecto monstruoso. Estaba echado sobre el córneo caparazón de su espalda y al levantar un poco la cabeza, contempló la figura convexa de su oscuro vientre (…)”.
La Metamorfosis, Franz Kafka
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